La posibilidad de cortar el acceso a internet sin autorización judicial contemplada en el antepoyecto de Ley de Economia Sostenible ha provocado la oposición de miles de ciudadanos que utilizan internet de manera habitual.
La mayoria de ellos en sentido positivo, ofreciendo al resto de usuarios, de manera voluntaria, libre y gratuita, su capacidad y sus conocimientos, defendiendo la libertad de expresión, la justicia, y los derechos inivuduales y colectivos de los ciudadanos.
Frente a esta posición razonable y respetuosa en un debate democrático, hay otro grupo de ciudadanos que no estan dispuestos a poner a disposición de los demás, de manera libre y gratuita, su capacidad y sus conocimientos, y mucho menos a que otros utilicen su capacidad creativa para enriquecerse, promoviendo e impulsando un uso irregular de las posibilidades técnicas de la red.
El mejor instrumento que tienen los creadores que someten legitimamente su obra al mercado, es establecer un intercambio comercial directo con los consumidores a través de la red, y el establecimiento de precios justos y asequibles para dicho intercambio.
Para cargarse de razones en defensa de sus derechos, los creadores tienen que plantarse ante la tiranía de las compañias discográficas y de la sociedad general de autores, adaptarse a los nuevos tiempos y a las posibilidades y ventajas que les ofrece la red para defender y promocionar su capacidad creativa.
Alejense, unos y otros, de posiciones numantinas, defiendan sus derechos con libertad, con vehemencia. Defiendan a muerte la libertad de expresión, pero no permitan que la red se convierta en un instrumento de explotación artística o sexual, ni en un refugio de delincuentes.